Bienvenidos y bienvenidas......

Solo soy una principiante en este mundillo de color y vida,donde yo,gracias a tí, me libero como niña, adolescente y mujer. Sí, eres tú, sí mi querida, la más preciada, aquella que me ayuda en mis más profundos oscuros recuerdos. Sí esa eres tú, la escritura. Aquella, que nos ayuda a desaparecer de estos tiempos remotos, de los más insignificantes problemas, de los más míseros oscuros susurros, de aquellos endemoniados demonios que te absorven como como si fuera una simple mancha en un lado de la alfombra. Gracias, si te las doy porque gracias a ti, yo, he podido expresarme.
Hola, a todos, soy principiante en esto, espero y quiero ofrecerles pequeños fragmentos e historias donde poder olvidar todos sus problemas.Intentaré también ofrecerles libros publicados de manera online, ya que considero que todo el mundo tiene derecho a leer y disfrutar.

viernes, 15 de abril de 2011

Susurros en la Oscuridad

Son las 7am ,suena el despertador y me levanto. Ha sido un sueño, era yo pero mis ojos no eran del mismo color. Me pongo las zapatillas y me dirijo hacia hacia el baño, antes de llegar me miro en el espejo y me observo detenidamente. Comienzo a bajar la vista, primero, veo mis piernas largas y delgadas, luego mi cadera, sigo, y veo mi tronco delgado , hasta que, finalmente llego a mi cara. Tengo el pelo de color fuego y liso, un poco largo llegando hasta los hombros, mis ojos, son de color azul como el cielo, mis labios carnosos , recorren una curvatura casi perfecta, y mi piel es fina y pálida. Cuando termino de mirarme voy al baño y me ducho. Luego voy hacia el armario , cojo el uniforme del instituto,me recojo el pelo en un moño y me pongo unos gafas redondas donde apenas mis ojos son visibles. Soy una simple chica en un país extraño ajena al reloj de la vida, que cuenta cada minuto de la vida sin excepciones.

Cuando bajo las escaleras, estoy sola, ya no hay nadie en mi casa. Todo está en silencio no se oye ni el más mínimo ruido. Salgo por la puerta y me dirijo hacia el instituto, cuando salgo observo detenidamente las calles, las personas que las circulan tan estresadas por llegar a su destino sin importarles lo mas mínimo lo que ocurre alrededor, durante el camino , no paro de pensar en aquel sueño, la chica de aquellos ojos de color bosque, que cautivaban con una simple mirada , no dejo de preguntarme, no entiendo el sueño que tuve, la chica estaba ausente, pero percibía cada reacción, movimiento o sentimiento. Parecía un sueño dentro de otro sueño, percibía unos dulces susurros, pero no llegaba a entender que significaban.

Cuando llego al instituto, comienzan las risas, los susurros silenciosos donde solo puedes leer los labios, donde éstos se mueven lentamente unidos a unas sonrisas malévolas. Sigo andando, recorro los infinitos pasillos , que parecen laberintos sin fin, donde la libertad está escondida en lo más profundo de la oscuridad, me apresuro cada vez más, hasta llegar a mi inhóspito pero abarrotado infierno . Seguidamente ,entro a la clase y recorro rápidamente los pasillos y me siento en mi sitio. De repente, entra el profesor en clase y comienza la lección. Entonces, durante la clase me envían un papel de avión, donde decía, “ Danielle, friki , todos te odian “, cuando me gire para ver quien me lo había enviado, vi una sonrisa maliciosa, tenía unos labios color carmín , una piel blanca y brillante con unos ojos marrones profundos que te llevaban a lo más profundo de la oscuridad. Esta chica perfecta se llamaba Vanessa.

Todo comenzó en mi primer día aquí, en el instituto de Vancouver, en Canadá.
El instituto era grande, tenía unos grandes ventanales de cristal por los que entraban rayos de luz que iluminaban toda la estancia, los pasillos eran anchos y en él se encontraban las puertas hacia las aulas. Al principio del pasillo se encontraba la recepción y el despacho del directora y al final de él, se encontraba la enfermería. Era un instituto acogedor, tenía una cafetería amplia y espaciosa para los alumnos, servían infinidad de platos extraños, por lo menos para mí, ya que, yo no había nacido en este país. Yo era de nacionalidad española me había mudado aquí ,cuando se murió mi padre debido a un accidente de tráfico provocado por un conductor borracho. A mi madre le habían propuesto un trabajo aquí ,en Vancouver y sin pensárselo dos veces nos mudamos aquí sin despedirnos de nadie, ni siquiera me pude despedir de Adrien .

Luego , cuando hubo comenzado las clases, yo me había sentado al final de clase, con el propósito de no destacar. Pero al fin y al cabo, no me sirvió de nada, ya que el profesor de matemáticas, Stevens, me llamó hacia el frente de la clase , me mostró un problema y me pidió que lo resolviera. En menos de tres minutos lo resolví, el profesor me miró y me puso otro problema, éste también lo resolví. En un instante el profesor me dijo que me sentara en mi asiento y eso hice. Cuando terminó la clase ,Stevens , el profesor de matemáticas, me pidió que me quedara y realizara una serie de problemas que me había dejado encima del pupitre. Al final, cuando hube acabado los problemas se los entregué y me preguntó que, qué nivel había trabajado en mis años anteriores. Nunca me había gustado que me hicieran esa pregunta, siempre respondía lo mismo, que solo miraba algunos libros de matemáticas y luego sabía hacer los problemas. El profesor asombrado me explicó que tenía un nivel muy avanzado y que le gustaría darme clases por las tardes para ir aumentando mi nivel y así después, podría ingresar en la universidad con dieciséis años al paso que voy. Pero no acepté la propuesta, pero me dijo que si solo podía darme de vez en cuando problemas para que los hiciera y
luego él los corregiría,Al final, acabe aceptando.
No me había fijado en que el señor Stevens era un hombre alto y esbelto. Tenía alrededor de veinticuatro o veintiséis años, su pelo era un poco largo y de color marrón igual que sus ojos, en realidad era un hombre muy bello.


En el segundo día de clase conocí a una chica llamada Amy, era alta con el pelo de color azabache y unos verdes como la hierba. Hablábamos de las cosas de clase, de mis tutorías con Stevens y también de chicos. La llegué a considerar mi amiga, siempre estábamos juntas y charlábamos, aunque ella rara vez me contaba algo de su vida, siempre nos centrábamos en la mía.
Durante los siguientes días de clase, Stevens me llamaba en las horas que tenía libre o en las horas del recreo para darme problemas y charlar sobre mi futuro.

Un día, después de volver del despacho de Stevens, una chica de cabello y ojos de color marrón vino hacia mí y me golpeo en la cara. Aturdida y desorientada me dirijo hacia la enfermería, pero no había nadie. En un intento por coger hielo me resbalé y caí. De repente alguien vino y me ayudó a levantarme, era el señor Stevens, que se había enterado de lo que había sucedido y vino a ayudarme. Me puso hielo en el ojo y me envió a casa.

Al día siguiente de volver a clase, mientras recorría todo el pasillo, la gente me miraba y cuchicheaba bajito . No sabía si lo que escuchaba era mi nombre, Danielle , entre esos susurros tan y tan lentos que parecían mundos en los que nunca podría entrar. Yo no sabía lo que estaba sucediendo por lo que me dirigí hacia mi clase e intenté ignorar los que ocurría. Cuando entré en clase fui a saludar Amy pero me evitó y se fue corriendo, no entendía nada de aquello, todo el mundo me evitaba y me hacia el vacío. En medio de la clase de biología, dirigida por la señorita Noland, me enviaron un avión de papel, donde decía: “ Las putas se quedan solas y mueren solas”. No me atreví a girarme hacia atrás , solo escuchaba unos pequeños susurros alrededor mío y risas tan bajitas pero perceptibles. Cuando hubo acabado la clase, la chica que me había golpeado se acercó a mí y se presentó.
  • Hola putita, soy Vanessa, ¿ te gustó mi nota?.
  • …..
No me atreví a responder, sino simplemente me quede callada con la cabeza cabizbaja.

A partir de ese momento mi vida se convirtió en un infierno.

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